actitudes y habitos

Publicado en por martin arevalo

 


¿Cómo se forman los hábitos?
La formación de hábitos y de actitudes de éxito es parte de cualquier programa de liderazgo personal. Nadie nace con ellos. Los adquiere. No le suceden. Son ocasionados. Desde el momento mismo del nacimiento el hombre se encuentra involucrado en un proceso de adquirir hábitos. Estos hábitos no se limitan a lo que el hombre hace. Comprenden también las actitudes.



Formar hábitos es una manera constructiva de enfrentarse a los retos de la vida. A través de estos retos se van descubriendo medios para alcanzar un fin deseado o para resolver un problema satisfactoriamente. Y una vez encontrado ese medio, el hombre va tratando de convertir sus actitudes y acciones en un procedimiento uniforme.



Los hábitos incluyen tanto actitudes como acciones. Una actitud es una inclinación permanente a reaccionar de cierta manera cada vez que respondemos a una situación determinada. Son, pues, hábitos de pensamiento y respuestas emocionales a un estimulo determinado. Es muy importante que adquiramos actitudes positivas, si queremos desarrollar el liderazgo personal. Así ayudará mucho al liderazgo la confianza, el respeto, el entusiasmo, la decisión y la seguridad.



Así mismo la formación de estos hábitos debe erradicar de la vida posiciones como la de "no puedo", "es imposible", "con este equipo no hay nada que hacer", "no contamos con los medios", ello hemos intentado y no hemos podido", etc.



Para cambiar las actitudes actuales.
Cuando el hombre trata de cambiar sus actitudes, se encuentra ordinariamente con una resistencia interna, pero necesita no dejarse acobardar. Existen tres razones básicas por las que una persona se resiste al cambio:



El miedo:
miedo a lo desconocido. Se vive más a gusto en los propios esquemas de vida. El reto del liderazgo es enfrentar un modo de vivir distinto.



La indecisión:
todo liderazgo compromete hondamente la vida de una persona.


La falta de formación:
se desconoce el modo de ejercer un liderazgo, porque en cierta forma se ignora qué se quiere de la vida.


Los inhibidores del liderazgo:
el hombre nació para ser líder, pero en el proceso de adaptarse a las complejidades de su mundo, se inhibe con frecuencia. Entre estos inhibidores sobresalen fundamentalmente los temores, las dudas y las preocupaciones. Y ellos a su vez son elementos que desalientan profundamente al ser humano.



 

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